Un día para recordar.

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La Arena, primer día de surfing de la era post Covid. Foto: Borja Peñeñori

Por Javier Amezaga.

Así ha quedado esta sesión para la historia. La sesión que quedará grabada en nuestra memoria para siempre. Los que se hayan quedado en la cama se arrepentirán toda la vida. Había que estar ahí. Sólo puedo hablar de mi experiencia, supongo que será parecida para muchos, para otros puede que mejor o peor, pero los que no hayan estado se la han perdido para siempre. Soy un surfista de Getxo y como tal tenía pocas opciones. En marea baja se reducían a Ereaga, Azkorri o la batidora en la Salvaje, ésta última más complicada ya que el parking está en Sopela y dejar la bici en el búnker para bajar por el acantilado se me hacía dura a mis 60 años. Como el parte a primera hora daba un oleaje considerable he apostado por Ereaga. Así que me he puesto el traje, he colocado en la bici el artilugio porta tablas que no había utilizado en los últimos 10 años y he pedaleado hasta Ereaga. Y me he equivocado, lo mismo que los 20 tíos que había en el agua a las 7:20 de la mañana (y digo tíos porque no había ninguna tía). En el parking ni un coche. En la arena, junto al muro, un montón de petates, mochilas, ropas, de la gente que estaba en el agua; me traía a la memoria otros tiempos no tan lejanos. Ni una ola pero un buen rollo el pico. A veces llegaba una ola que no alcanzaba el medio metro. Sólo he visto a Rat pillarse algún ride largo, pero no importa, todo el mundo feliz, sonriendo, disfrutando la sesión. Por fin he podido pillar una ola, me pongo en pie, al poco la quilla golpea una roca y me quedo varado como una ballena mientras la ola sigue su rumbo hacia la orilla. Al salir me sentí pletórico. Vuelta a casa pedaleando con el traje mojado. En casa me abroncan por haber salido sin documentación, podían haberme multado. Después me he encontrado con un amigo que había estado en Azkorri; las olas también habían sido una chusta, pero me lo contaba como si hubiera pillado los tubos de su vida.

En los mayores arenales de Bizkaia, La Arena y Bakio, pudieron surfear todo el día los pocos residentes del municipio, seguro que pillaron mejor y a sus anchas, pero me compadezco de los surfistas aislados en municipios sin costa que tendrán que esperar su ocasión. Seguro que todos habréis vivido vuestra experiencia particular…