De Finisterre.
La luz del día se desvanece y el cielo se vuelve pesado. Las isobaras se comprimen.
La costa despierta. Los rugidos del océano, un bombardeo incesante de frentes de tormenta. Y así, la caza comienza, persiguiendo los rincones ocultos del viento.
Invierno persiguiendo buenas formas en los márgenes del Atlántico Norte. Una colección de momentos capturados a lo largo del camino.
Mar.