Aprende a surfear por Alberto Agirre

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Déjate llevar por esa fuerza que nace en las profundidades del océano. En la antiguedad se decía que Poseidón con su tridente batía las aguas del ancho mar generando olas que provocaban naufragios. En la actualidad se explica como resultado del viento en alta mar y la fuerza de atracción con la luna que ondean la superficie marina dibujando un cresterío de grandes masas de agua que se aproxima a la costa y en su rozamiento con ella disipan su fuerza.

La salinidad del mar proviene de las erupciones submarinas. Esa salinidad ofrece al surfista una flotabilidad mayor que el agua dulce. Por contra, la pesadez de sus aguas dificulta los movimientos a nado. En definitiva, a igualdad de condiciones nadar en el mar es más fácil que nadar en piscina y además la tabla no hace si no ayudar en el avance por su acuodinámica. Sin embargo, en la práctica las condiciones en el mar son siempre más duras que en la piscina debido al fuerte gasto de energía añadido para intentar calentar tu cuerpo y la fuerza necesaria para enfrentar las mareas. El neopreno te liberará del frío para cargar olas realmente grandes en los medios más inóspitos batiéndote como si todo fuera un desafío hacia un Poseidón que agita las aguas. De repente te ves enganchado cogiendo series de olas sin descanso desafiando tus propios límites.

Para entrar en este mundo del surf necesitas prepararte. Lo llamo mundo porque ahí adentro luchas en un entorno tan emocionante como duro, te ves empujado por él de modo que el cuerpo te pide retos cada vez mayores y siempre te duele volver a tierra. Lo primero que necesitas es recibir clases de surf hasta que consigas con la tabla del cursillo remar, ponerte de pie, realizar un viraje tanto de pie como tumbado. Para girar basta con mirar hacia el lado que quieres girar e inconscientemente lo harás. La puesta en pie aunque parezca una fricada hay que practicarla antes una y otra vez sobre suelo firme. Se puede realizar en dos modalidades: una en la que asentarás el pie delantero primero y alzarás a continuación el trasero y otra en la que valiéndote de un solo movimiento te impulsas con los brazos para ponerte de pie. Mi consejo es que te pongas de pie de golpe siempre que puedas. Ello te dará más tiempo para observar el entorno. Las rodillas han de estar semiflexionadas y los brazos arqueados a 120 grados y mirando hacia adelante. El pie que mantengas adelante viene dado porque te resulte más cómodo ser regular(pie izquierdo adelante) o goofy(pie derecho adelante). Si te agachas tu centro de gravedad se vé más cercano al de la ola siendo empujando por esta con mayor facilidad. Si por lo contrario te estiras tu centro de gravedad está más arriba y tiendes a desengancharte de la ola voluntaria o involuntariamente. Si la ola te lleva hasta bien cerca de la playa intenta evitar pisar con fuerza el suelo arenoso. Si lo terminas haciendo, como para evitar cualquier lesión no lo hagas con demasiada tensión produciéndose contracturas y tampoco te dejes llevar la articulación pudiéndose producir torceduras. Ayúdate si puedes con ambos brazos en la caída. Evita a toda costa las caídas de espalda que pueden tener un final fatal.

En los comienzos el miedo en el agua puede ser irracional a veces y llevarte a pensar por un momento qué pasaría en el agua si te cruzas con un tiburón pero al rato te das cuenta que lo más parecido a un tiburón en el agua eres tú. Con tu instinto tienes que tomar decisiones en cuestión de segundos. Momentos en los que solo existes tu, la tabla, la ola y el silencio. Te da miedo el que una ola te remolque y te haga daño pero luego te das cuenta de que una ola no golpea por sí sola y siendo remolcado solo hay que evitar golpes con la tabla y sus quillas y los fondos de arena si cubre poco. En el remonte andando hacia la gran ola hay que mantener la tabla ladeada para evitar que esta nos golpée al paso de cada ola. Temes que si algunas maniobras no te salen puedas terminar dañado. Entonces, respiras hondo, te evades del miedo y piensas: si a otros les sale ¿porque a mí no? La mayoría de los límites nos los ponemos nosotros. Es importante en una fase inicial el surfear en grupo. Te aportará seguridad.

La longitud de tu primera tabla ideal es aquella que tiene una longitud tal que tu con el brazo estirado alcances su punta. La tabla debe tener buen volumen y proporcionado a tu peso. Si prevés que vayas a comprar más adelante otra tabla compara una de mucho volumen. Si no prevés ese futuro desembolso opta por una tabla cercana a una evolutiva. Si experimentas dificultades para levantarte adquiere una tabla de nose redondeada. Si tienes facilidad para levantarte compra una con nose más en punta. Tienes que comprártela con grip como indicador para ponerte de pie en la posición correcta respecto de la tabla. No obstante, ten en cuenta las orientaciones de tu monitor de surf. El neopreno que compres ha de ser un 4/3 para valerte todo el año. Si compras un 3/2 y continuas surfeando todo el año terminarás gastando en un segundo neopreno.

La previsión de olas se aprende a leer con la experiencia. La mejor web es Surf Forecast. En ella se señalan momentos de bajamar y pleamar, altura de olas, fuerza del viento, el periodo de las olas y su fuerza. Hay playas que funcionan mejor según su cercanía o no a bajamar. La altura de olas es la medida desde atrás y suele ser inferior a la real. El viento afecta a la ola más o menos dependiendo del tamaño de las olas a las que se enfrente. El mejor viento para las olas es el que es moderado y las enfrenta, viento sur en el caso de la costa vasca. La ausencia de viento también es positiva.

Tu playa ideal para empezar es aquella que entrañe menos riesgos para tu seguridad. Importante que disponga de socorrista y que sus mareas no sean fuertes. En esa línea, las mejores por esta zona son Plentzia y Islares. Para la práctica de la puesta de pie las espumas de Muskiz también son muy favorecedoras.

He tenido la suerte de practicar muchos deportes por tierra y por agua. Ninguno comparable al surf en el que una fuerza exterior y variable te lleva sin que la puedas domar. Solo cabe adaptarte a ella en una relación íntima con el mar que más que un deporte es una forma de vida.

Surf to live, live to surf