Macaronesia vuelta a las orígenes

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De Cedric y Rocio de Barros con la colaboración de almasurfschool.

Un nuevo año, una nueva aventura, un nuevo destino… esta vez uno no tan nuevo sino mas bien conocido.

Trás un buen año de trabajo en nuestra escuela de surf Alma Surf School y aunque ya centrado en la universidad, Henalu siempre saca tiempo para viajar y surfear. El otoño se paso volando con varias escapadas a Galicia, Francia y Portugal con los niños del club Alma Surf, un otoño marcado por el calor y las buenas olas, algo poco habitual en esas fechas del año.

Como el frío rehusaba a llegar no nos apuramos en planear la escapada y ya pasadas las navidades aun no sabíamos a donde ir en invierno. El cambio climático, el niño o todo a la vez, auguraba condiciones excepcionales para prácticamente todos los puntos surfisticos del globo, por lo que se hacía difícil decidir donde ir.

Mientras barajábamos algunos posibles destinos Henalu nos dio la grata sorpresa de que se uniría una vez más a la aventura, aunque esta vez no podría estar fuera mas de un mes.

La noticia acorto bastante la carta de destinos, teníamos que encontrar un lugar cercano, que no conllevase mucho gasto en vuelos y que estuviese en temporada de buenas olas.

No fue difícil encontrar la alternativa perfecta, nuestro hogar durante muchos años y que vio crecer a Henalu.

En 2015 Henalu había regresado por primera vez como surfer a una de las islas, esta vez probaría la potencia de otra de las siete afortunadas.

Reencontrarnos con viejos y buenos amigos y compartir las olas que nos cautivaron años atrás fue fantástico. Nuestra llegada coincidió nada mas y nada menos que con todo un clásico, El Quemao Class, lo que nos aseguraba unos días de buenas olas.

El primer día nos acercamos a ver el espectáculo, una ola comparable con Pipeline que tuve la oportunidad de surfear durante años. A pesar de haber visto pasar a muchas generaciones de surfistas por dentro de sus enormes tubos, nos quedamos impresionados con la nueva generación que está atacando la ola de una forma mucho más agresiva y con gran técnica.

Después de tomar buena nota en el campeonato nos fuimos de surfari en busca de algún pico sin crowd. Encontramos tesoros ocultos que pudimos disfrutar durante días en familia y con algún que otro amigo que fuimos cruzando por el camino.

El único inconveniente fue la lesión de espalda que sufrí en los primeros días (cosas que pasan cuando pasas toda una vida haciendo deporte pero sin estirar y esas cosas que hacen que tu cuerpo se recupere después de las largas sesiones de surf y que con el tiempo pasan factura).

Al principio el mosqueo fue considerable, el no poder compartir las olas soñadas con mi hijo fue frustrante, pero que se va a hacer, había que recomponerse y disfrutar, así que opte por mi segunda pasión, la fotografía.

Con mucha ilusión inmortalizó cada tubazo de Henalu, que a sus 20 años va dominando el arte del surf con gran estilo y técnica, pero sobre todo con un saber estar en el agua y un respeto que son recompensados con baños fantásticos de muchos tubos y giros potentes.

Fueron días increíbles de buenas olas, buen ambiente, sol, viento y encuentros con viejos amigos que alucinaban con el hombre en que se había convertido aquel niño de rubia melena que corría descalzo por las piedras volcánicas y dormía siempre frente a los mejores spots de las islas.

El tiempo pasa pero los recuerdos quedan y las olas continúan levantándose para que sigamos disfrutando con nuestros hijos del mar, de la naturaleza.

Me encanta ver a las nuevas generaciones y su manera de entender y practicar el surf, con respeto, sin agresividad, la palabra localismo casi no existe, saben estar en el agua y disfrutan del surf y las olas de una forma mas cordial y plena.

Muchas olas, buen rollo, recuerdos de niñez, amigos, palabras que resumen los días en Lanzarote, ahora toca regresar a los estudios y poner con ilusión todo el alma en el negocio familiar que nos espera en Asturias.