Es nuestro instinto

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De Alberto Aguirre.

Se encontraba en el agua. No era uno de los habituales. Su lentitud al ponerse de pie y el no realizar maniobras denotaba que se trataba de un principiante. Había algo menos de un metro de ola bien formado y divertido. Yo en la remada notaba en los brazos que llevaba ya ocho días seguidos surfeando. Estábamos unas diez personas para 100 metros de zona de ola. Nuestro amigo se dirigió hacia el pico. Cogió una ola y no observó que otro surfista la había cogido antes. Este perdió la ola y montó en cólera contra el principiante. Le dijo que en la playa había unas reglas, que no le había visto nunca ahí y que se tenía que apartar de esa zona. Dos amigos le apoyaron increpando al principiante. Este mantuvo una envidiable actitud serena y les dijo que solía  surfear en otra playa y que nunca había tenido problemas. El mar decía, es de todos. Tras unos minutos de ardua discusión en los que el principiante se mantuvo firme, el surfista local mostró su hartazgo y salió del agua. Creo que sobra reproducir detalles… ;P. A todo esto llamarlo localismo.

Se dice que esto antes solo se daba en Mundaka y otras zonas de fama mundial donde viento, mar y arena se funden para crear olas perfectas y muchas veces bajo condiciones meteorológicas muy específicas.

Ahora el aumento de federados, escuelas de surf y surf camps demuestra que el surf es un deporte en auge que deja nuestras aguas cada vez más masificadas de surfers. La historia del comienzo es de lo más fuerte que he presenciado. No creáis que es algo habitual. Y es que tiene unas connotaciones realmente sorprendentes. ¿Cómo en una racha de tantos días con olas se puede tener una actitud extrema? ¿Cómo le dio tanta importancia al hecho tratándose de un principiante sin capacidad para ganarle ninguna ola? Y la más clara: La zona de olas era amplia. Había para todos. Seguramente el surfista perjudicado no tenía un buen día. Es posible que hubiera visto en otros baños como surfistas foráneos le quitaban las olas.

En el surf existen una serie de reglas generales sobre la preferencia entre los surfistas a la hora de coger olas. Para algunos también existe la regla de que los surfistas locales tienen preferencia. Tan sólo quería hacer una llamada a la precaución en este asunto. Puedes ir a una playa de foráneo en un día grande y que a los habituales les siente mal que tú les “robes” las olas. Puede que ellos lleven semanas a dos velas. Se ha de observar las reacciones de los compañeros de surf y saludarles al entrar al agua. Algunos de ellos aprendieron de pequeños y les cuesta ser flexibles con el principiante. No obstante, un incidente con locales te puede dejar un mal sabor de boca.

Imagínate que vas a hacerte el tubazo de tu vida y aparece un estorbo en forma de surfista. ¿A quién no le molestaría? El principiante puede sentir cualquier ola. Los experimentados buscamos la gran ola para sentirnos como el principiante. Esperamos aquella ola que cargue y nos impulse hasta fundirnos en ese momento con la tabla y un medio en continua agitación. Sentimos en cierto modo que ese mar nos pertenece.

Es nuestro instinto.