Maldivas ¿Paraíso privado?

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¿Cómo está la situación en las Maldivas en este momento? ¿Están las olas abiertas a todo el mundo o aún sigue reinando la política de exclusividad? Sea cual sea tu opinión sobre la privatización de olas, la situación aún está en el aire y abierta a las interpretaciones…

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Tony Hinde (ya fallecido) sentó las bases de la situación actual. Al encallar su barco literalmente a la mínima señal de una ola perfecta formándose sobre un arrecife, Hinde descubrió la mayoría de las mejores rompientes de las Maldivas y levantó el primer surf resort privado de la zona frente a su querida Pasta Point.
Tanto si crees que las olas privadas son el mejor invento del surf desde la aparición del tri-fin thruster o peor que revolcarse en una orillera con un bote, tienes que aceptar que el asunto es delicado.  Dado el amplio –y en continuo crecimiento- número de surfistas del planeta en la actualidad, resulta un hecho lógico que la mayor parte de las mejores olas del mundo se están viendo saturadas, y consecuentemente la “surf experience” se ve afectada – la pelea en los picos por las olas realmente no forma parte del surf trip soñado. Cada spot tiene una capacidad, un máximo de gente que puede soportar sin degradarse, y muchas de las olas que se encuentran en aguas cálidas ya han alcanzado ese punto. Si se sobrepasa, el valor cae para todos. Imponer límites en el número de surfistas permitidos en el agua puede preservar la calidad de la experiencia, y asegura que cada surfista va a pillar alguna ola decente los días buenos.
En la otra cara, se supone que el surf significa libertad. Sí, es cierto que hace ya mucho tiempo que el capitalismo y el mundo empresarial llamaron a su puerta, pero ¿acaso nos hemos vendido hasta el punto de convertir las olas en moneda de cambio? Llámame ingenuo, pero aún creo que queda algo de ese espíritu libre hippy en el surfing.
Al margen de eso, los resorts de Hudhuranfushi y Kandooma siguieron los pasos de Hinde, y reclamaron los derechos de exclusividad en las olas de sus arrecifes. Esto nos deja solo 4 de los 7 spots de calidad mundial del Atolón de North Male abiertos al público –turistas y locales por igual. Mientras la situación era manejable, el creciente número de surfistas foráneos, atraidos por las imágenes de olas tropicales perfectas sin las multitudes que abigarran los spots de casa, finalmente dio como resultado aquello de lo que todo el mundo quería escapar: olas llenas de gente en los spots de acceso libre.
Las tensiones alcanzaron su mayor nivel en 2012, cuando se conoció la noticia de que una empresa de inversiones con base en Singapur se disponía a levantar un nuevo complejo hotelero privado en la isla Thanburudhoo, demandando derechos de uso exclusivo en las olas de la isla, Sultans y Honky’s. La noticia sacudió la comunidad surfera local e internacional: Sultans y Honky’s son dos de las últimas cuatro olas de nivel mundial con acceso abierto en North Male, y restringir su acceso causaría un fuerte impacto en el resto de las olas de la zona.
Sin embargo el problema es ¿Qué ocurrirá con el turismo de surf en Maldivas? El acceso totalmente abierto y el turismo no regulado es difícilmente sostenible a largo plazo, y a menudo se convierte en una carrera hacia el abismo en el que los operadores tienen que tirar los precios debido a una experiencia de escasa calidad, lo que lleva a la necesidad de atraer más clientes para cubrir los márgenes y de esta forma saturar aún más las olas. Esto se hace evidente en todo el mundo, de Bali a Francia. Dado que nadie quiere viajar medio mundo para surfear en un zoológico, es fácil imaginar cómo esta propuesta va en detrimento del turismo. Como twiteó un día Kelly Slater: “Si hay alguna duda sobre si hemos arruinado las Mentawais, la evidente realidad de 16 barcos fondeados frente a un único pico esta noche lo ha confirmado.”  Continuar con la masiva sobre-explotación de una ola no está en el interés de nadie a largo plazo.
Y así, llegamos a un punto en el que restringir el surf a los pocos afortunados que pueden pagárselo parece razonable; ¿es esto lógico? ¿qué pasará con la amplia flota de barcos? Seguramente la movilidad de los barcos puede servir para esparcir a los turistas de surf por las Maldivas, cosa que el modelo de surf resorts nunca podrá hacer… Si se mantuviese libre el acceso a todos los spots, seguramente todos los patrones de los barcos estarían interesados en repartir a sus clients entre todas las olas que estarían funcionando en un determinado día. ¿Puede ser éste el futuro?
Desafortunadamente no es tan sencillo: el modelo de resorts resulta sencillamente más beneficioso para la economía de las Maldivas, generando aproximadamente un 180% más de impuestos por turismo que los barcos, y hasta un 500% más de generación de puestos de trabajo para los nativos. Resulta fácil imaginar porqué los resorts son tan influyentes y tienen tanto que decir.
Sin embargo, parece que esta situación preferencial puede acabar pronto. Bajo la presión ejercida por la comunidad surfera para ‘Salvar Thanburudhoo,’ el Gobierno de Maldivas anunció cambios importantes en la regulación de los límites de los resorts, en concreto acabar con el derecho de un resort a reclamar como propios spots públicos de surf o de buceo. ¿El fin de la prohibición? Tal vez… De momento no hay más información sobre cuándo comenzarán a aplicarse las nuevas reglas, y a qué olas afectarán. El acceso libre depende de un plan para el desarrollo del surf, que aún está siendo debatido entre el Ministerio de Turismo, la Asociación Liveaboard Association (LAM) y la Asociación de Surf (MSA).
Mientras tanto, la situación se mantiene abierta a la interpretación, aunque por el momento los resorts se están aferrando a sus armas. El patrón de un barco que chartea con surfistas, que prefiere mantener su anonimato, informó haber tenido problemas al intentar surfear en la ola de un resort: “Tengo demasiadas dificultades intentando surfear en los spots de los resorts, todos los barcos deberían dejar allí a sus clients para presionar, no solo yo,” mientras que en una nota de prensa fechada el 10 de junio de 2014, el Kandooma Resort insistía en que: “Hasta que se anuncie oficialmente la titularidad de las olas del resort y se apliquen los planes de desarrollo, los resorts tienen el derecho de considerar como propios los arrecifes que rodean sus islas.” La especulación aumenta, y hasta que el Ministerio de Turismo aclare la situación, parece que seguirá en el aire.
Se ha convertido en una situación complicada y llena de dificultades. El acceso libre sin un plan efectivo de desarrollo puede resultar desastroso: solo hay que fijarse en el caos que hay Tavarua y Cloudbreak. Según un reconocido entendido en la materia: “el pico es un caos de surfistas, enfrentamientos, saltadas… Se han contabilizado más de 80 surfistas en el agua a la vez, mientras antes el límite de seguridad se suponía en los 16. La experiencia de surf ha sufrido un severo impacto.” Cloudbreak, la que en su día fuera considerada una de las mejores y más legendarias olas del mundo, actualmente ha perdido casi toda su magia. El Gobierno de Maldivas tiene que encontrar el modo para equilibrar acceso libre y razonable a la vez que preserve la calidad de la experiencia de surf para todos en los próximos años; ciertamente algo nada fácil.
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