Lo que siempre quisiste saber sobre las olas

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Textos: Borja Peñeñori e Iñaki Garro. Dibujos: Javier Amézaga y Borja Peñeñori.

Parte de este artículo fue publicado hace 10 años en el nº 87/Especial Surfoto Anual.
Un buen día tienes debajo de tu tabla una ola – energía – que ha viajado 1.500 millas a través del océano, y que después de 72 horas se encuentra un fondo que la moldea, haciendo posible el Surf.                      
Las olas son formas que tiene la naturaleza de transmitirnos la energía. Esta energía tiene un inconveniente, es un fenómeno que no se puede predecir al 100%.
Os contamos cómo se generan las olas y cómo interpretar el mapa del tiempo, de una forma poco científica pero que hasta la fecha la mayoría de las veces nos ha funcionado. Este artículo te vendrá bien para que las conclusiones, para saber si habrá olas, sean las tuyas, no las del hombre/mujer del tiempo que, salvo rara excepción, casi nunca son aplicadas al surf. Os queremos avisar que hay tantas variables a la hora de interpretar un mapa meteorológico que es jodidamente difícil acertar. Si además tenemos en cuenta la teoría del caos por la cual un poco de viento en Japón puede alterar un pronóstico en el Cantábrico, acertar a cuatro días vista es casi un milagro.                                    

“Un cañonero holandés que se encontraba por la zona fue hallado 800 metros tierra adentro y a 9 metros de altitud”.Se encontraron cadenas de las anclas del cañonero en el puerto de Valparaíso en Chile esto no hay dios que lo explique, hay más de 9.000 millas!!!
No es necesario conocer el mecanismo de las olas para saber si habrá o no olas dentro de dos días, pero hacerlo, aunque solo sea por encima, es apasionante y está plagado de anécdotas como la del tsumani, que el 27 de agosto de 1883, al entrar en erupción el volcán de la isla de Krakatoa, en el estrecho de Sunda entre Sumatra y Java, creó 3 olas de entre 20 y 40 metros de altura, que superaron los 500 kms./hora, y dieron la vuelta al mundo produciendo 36.000 muertos. Un cañonero holandés que se encontraba por la zona fue hallado 800 metros tierra adentro y a 9 metros de altitud. Se encontraron cadenas de las anclas del cañonero en el puerto de Valparaiso en Chile – esto no hay dios que lo explique, hay más de 9.000 millas – Este fenómeno se notó hasta en el canal de La Mancha, apreciándose un incremento en la altura del nivel del mar. Otra es la del macareo (mascaret, bore, pororoca… Pincha aquí para ver un vídeo) – olas que se crean en las desembocaduras de rías y que por circunstancias concurrentes como la orografía del fondo marino, el lecho del río, mar de fondo, y mareas vivas, son capaces de remontar río arriba en los cambios de marea – que en 1843, entre la desembocadura del Sena y Ruán, alcanzó los 7 metros de altura y se desplazó río arriba, unos 80 kilómetros, creando inundaciones en las riberas y hundiendo todo tipo de embarcación que se encontraba a su paso. En una de estas embarcaciones se encontraba la hija de Victor Hugo disfrutando de su luna de miel. No hemos encontrado documentación de si lo pudo contar.

La ola más grande que se ha registrado fue vista el 7 de febrero de 1933 en mitad del Pacifico Norte alcanzando los 34 metros de altura. Le toco correrla a un barco de la armada estadounidense, el USS Ramapo, y su capitán R.P. Withemarsh al verla por popa suponemos que no pensó en su longboard.

“La marea son olas que dan la vuelta al mundo”
 

La superficie del mar nunca está quieta, y su movimiento, en general, se denomina olas. Las olas están provocadas por diversas causas: viento, movimientos sísmicos, derrumbamientos, meteoritos, volcanes submarinos, influencia gravitatoria de la luna y el sol – la marea son olas que dan la vuelta al mundo -, el paso de una embarcación rápida, o pesada,… A nosotros nos interesan especialmente las olas que son periódicas – se suceden a intervalos de tiempo regulares -, más o menos predecibles y de un tamaño manejable. Sólo las olas provocadas por el viento cumplen los requisitos imprescindibles para que se puedan predecir. En cuanto a lo del tamaño puede ser relativo, es difícil que dos surfers coincidan en el tamaño de las olas – puedes leer el artículo “Un metro por detrás” que publicamos hace años                                

Para que el viento genere olas, tienen que combinarse varios factores:

  • Debe existir un viento de intensidad suficiente (fuerza)
  • Este viento debe soplar a lo largo de una considerable distancia de mar con la misma dirección (esta distancia se llama fetch)
  • Durante un tiempo tal que las olas puedan formarse.

Cuando mires un mapa de isobaras asegúrate de que éstas sean lo suficientemente largas, próximas entre sí, y en la dirección en la que está tu spot sin llegar hasta él con la misma dirección, ya que esto produciría viento de la mar. Para que las condiciones sean perfectas, las isobaras tienen que cambiar su trayectoria antes de llegar al spot entrando por tierra y saliendo en dirección al mar, esto provocará viento terral.

En la siguiente tabla podemos ver la altura máxima alcanzada por las olas con viento de fuerza 7 (entre 50 y 61 km/h) En el primer caso, vemos el tamaño de olas generado suponiendo que las condiciones de fetch y fuerza del viento se mantengan durante el tiempo suficiente. En el segundo cuadro hemos fijado la longitud del fetch y podemos ver la altura que van alcanzando las olas según pasa el tiempo. Después de 24 horas, la mar no sigue creciendo; se ha desarrollado completamente el estado de la mar correspondiente a estas condiciones meteorológicas.

Con fuerza 7, entre 27 y 33 nudos

     Fuerza 7 y 300 millas de fetch

Fetch

Altura de las olas

Tiempo

Altura de las olas

20 millas

1 metro

6 horas

2 metros

100 millas

5 metros

12 horas

4 metros

300 millas

10 metros

24 horas

10 metros

Entre las olas que llegan a la costa, podemos distinguir dos tipos: la marejada, que está formada por el viento local que sopla en este momento y que desaparece pronto al desaparecer el viento, y la mar de fondo, que son olas más grandes, formadas en áreas lejanas del océano y que se desplazan hasta llegar a las costas. Es este segundo tipo de olas el que nos interesa para la historia que te contamos. Para poder predecir el tamaño en la costa, deberemos conocer las características del viento – fetch, duración e intensidad – en la zona de generación de olas – en nuestro caso, el Atlántico Norte – Esto lo conseguiremos mediante la interpretación del mapa de isobaras.
Las isobaras son líneas que unen puntos con la misma presión atmosférica. El viento sigue la dirección de las isobaras en el hemisferio norte, girando en el sentido de las agujas del reloj alrededor de los anticiclones, y en sentido inverso en las borrascas – por cierto, si estás leyendo la revista en Argentina, el giro es al revés – La intensidad nos la dará la proximidad de las isobaras: cuanto más juntas, más viento. Y el fetch vendrá determinado por la distancia durante la cual las líneas siguen más o menos la misma dirección. En el dibujo del mapa de isobaras podemos ver una situación que generará buenas olas para dentro de uno o dos días en un spot en el País Vasco.              
                          
En cuanto a los parámetros físicos que describen las olas, los básicos son:
Altura: distancia vertical entre el seno y la cresta – no confundir con amplitud: distancia vertical entre el nivel medio del mar y la cresta = altura / 2 – O sea, una ola de 4 metros de altura tiene 2 metros de amplitud.
Longitud de onda: distancia horizontal entre dos crestas.
Período: tiempo transcurrido entre el paso de dos crestas sucesivas por el mismo punto.

Con estos tres valores, queda completamente descrita una ola, otros como por ejemplo la velocidad de desplazamiento dependen de ellos – velocidad = longitud de onda / período – De esta forma se puede calcular cuándo llegará la mar de fondo y preparar los bártulos para ese día. Para que no te vuelvas loco haciendo cálculos, ya que cada altura de la ola implica una velocidad, te sugerimos el teorema del punto gordo, las olas en mar abierta se desplazan a 30 km/h más o menos.

“Lo que se desplaza en alta mar es la onda – energía -, no el agua”

Hay que observar que en teoría lo que se desplaza en alta mar es la onda – energía -, no el agua. Cuando una ola avanza en alta mar no existe transporte neto de agua. Las partículas afectadas realizan un movimiento circular en sentido vertical, sin moverse realmente del sitio. Es decir, hay transporte de energía pero no de masa. De alguna forma, las olas almacenan la energía eólica en el Atlántico Norte, y la traen casi intacta hasta la costa para que puedas transformarla en energía cinética por medio de tu tabla. En las zonas donde se generan las olas el comportamiento de la ola es bien distinto, existe movimiento de agua ya que, debido a fuertes vientos se generan olas sobre olas que rompen sin poder almacenar la energía, desplazando agua. Las olas que salen de esta zona, a medida que el viento baja se van ordenando, empiezan a reunir condiciones para poder estudiar su comportamiento, ya que almacenan mejor su energía. Este comportamiento de las olas es válido en mar abierta.

“de alguna forma, las olas almacenan la energía eólica en el Atlántico Norte, y la traen casi intacta hasta la costa para que puedas transformarla en energía cinética por medio de tu tabla”
Cuando las olas entran en contacto con el fondo, las cosas comienzan a cambiar. El rozamiento con el fondo va frenando la ola y reduciendo su longitud de onda, lo cual hace aumentar la pendiente y la altura de la ola. Finalmente, llega un punto crítico en el cual la ola no puede sostenerse y la parte superior se desplaza más rápidamente que su parte inferior desplazando agua por la superficie del mar. La ola rompe, y ahora sí que hay transporte de agua, liberándose la energía almacenada en forma de movimiento del agua, ruido, erosión de la costa, transporte de arena… y, eventualmente, surf o un wipe-out.
La dirección de la mar de fondo es importantísima a la hora de saber la calidad de la ola en cada spot. El acercamiento de las olas a la costa también afecta su dirección, haciendo que se alineen con la línea de costa, conociéndose este fenómeno como refracción. Realmente cambian de rumbo al llegar a la costa.

Finalmente y después de recorrer 1.500 millas en 3 días, la energía aplicada por el viento sobre la superficie marina al NNW de Irlanda acaba en forma de sesiones inolvidables en un spot del Cantábrico.